No te he olvidado. - Potterfics, tu versión de la historia

 

 

 

El despertador sonó perforándole los oídos, Ron Weasley se movió ligeramente, pero no abrió los ojos. El despertador seguía sonando y los rayos de sol le caían en la cara. Con un manotazo lo apagó. Hermione y sus cosas muggles.

No pudo evitar suspirar el pensar en ella, aún así intentó volver a dormir. Notaba su boca pastosa y apenas podía tener los ojos abiertos por culpa del dolor de cabeza que tenía. La noche anterior había bebido demasiado whisky de fuego, cosa de la que se estaba arrepintiendo.

Se tapó los ojos con un brazo mientras que con el otro subía la sábana un poco más arriba. No pudo conciliar otra vez el sueño, Hermione se había quedado en sus pensamientos haciendo imposible que pensara en otra cosa.

 

La castaña ocupaba cada uno de los recovecos de su mente, con melena alborotada, sus preciosos ojos miel y su boca de labios carnosos. Su mirada siempre brillante le recordaba que el mundo podía ser maravilloso. Volvió a suspirar.

Se levantó de la cama, el estómago le rugía del hambre. Su piso estaba vacío, lo cual era lógico puesto que vivía solo, y para su suerte no tenía que ir a trabajar. Todo estaba destrozado, pero él no tenía ganas de hacer nada, solo quería comer.

Su cabeza no paraba de dar vueltas y en cuanto vio los cereales preparados tuvo que ir al baño a vomitar. Por espacio de media hora estuvo en el lavabo devolviendo todo lo que había bebido el día anterior, que no fue poco. Para cuando, salió el hambre se había marchado por donde había venido.

La noche anterior había sido la fiesta de despedida de Harry y Ginny quienes estaban a punto de casarse. Suerte la de ellos. Sin embargo, él tenía que lidiar con un amor perdido desde la adolescencia.

Nunca olvidaría como por un error, ella salió herida y él no tuvo la valentía suficiente para demostrar que verdaderamente la quería, que la quería a su lado el resto de su vida. Y allí estaba años después, con una resaca tremenda lamentando por algo que no había sabido detener.

Hermione no tardaría en llegar, él la esperaba en un banco en el Londres muggle, estaba deseando ir al ''cine'' o así lo había llamado ella. Quería arreglar el haberla tenido abandonada últimamente.

Miró su reloj, aún quedaban unos minutos para que la castaña llegara, pero le daba igual tener que esperar, sabía que ella llegaría. Miró la pequeña cajita que estaba en su bolsillo, una vez más y contempló el colgante que le había costado un riñón y medio del otro, pero que no le importaba gastarse lo que fuera con tal de que Hermione fuera feliz.

Una persona se sentó a su lado. El pelirrojo se giró y vio que a su lado estaba su ex-novia, Lavender Brown. La chica lo miró durante unos instantes y luego compuso una sonrisa.

-¡Ronnie! ¿Qué tal?- preguntó efusivamente.

-Eh..bien..-el chico estaba muy confuso. ¿Qué hacía ella allí?

Desde hacía varios días la chica no paraba de perseguirlo en el trabajo, cosa que le recordó a su etapa del colegio y que, sinceramente, le había costado alguna bronca con Hermione aunque nada que no se solucionara rápidamente.

-Ron, tenía que decirte que te he echado mucho de menos.- dijo la chica.

-¿Qué? ¿A qué viene esto?

 

-He estado con otros chicos, pero no sé, con ninguno he sentido lo mismo que sentí contigo

-Lavender creo que te estás confundiendo.- intentó hablar el chico mientras miraba el reloj nervioso.

-No, no me estoy confundiendo.- En ese instante le dio un beso. Un beso corto, pero que lo dejó inutilizado durante un minuto.

-¡Lavender!- dijo cuando logró separarse de ella.

-Lo siento, Ron, pero debí hacerlo.- se levantó y lo miró.- Aún así te quiero, espero que sigas bien con Hermione.

Dicho eso se fue. Ron se quedó nervioso y comenzó a mirar a todos lados. No, no podía ser, a lo lejos vio una cabellera castaña confundirse con la muchedumbre. Juraría que era ella y que los había visto. No podía ser verdad.

-¡Hermione!- gritó, algunos lo miraron pero no le importó.- ¡Hermione! ¡Espera! Por favor para.

Se acercó a ella, pero la chica rehuía su mirada. La logró agarrar del brazo, a pesar de que ella intentaba hacer fuerza. La agarró y Hermione le devolvió una mirada llena de lágrimas.

-¿Eso que he visto es cierto?- preguntó con la voz quebrada.

El peso del colgante le hizo hundirse bajo el suelo, mínimo. Ron la miró, sabía que ella estaba muy herida, pero no pudo decir nada. Lavender le había confundido, y mucho. Ese instante de duda le costó lo que más quería.

-Lo siento, Ron.- la chica se soltó de su brazo, con delicadeza.- No sé qué quieres decir con ese silencio, pero no me gusta.

Dicho esto, la chica se fue y se perdió entre el gentío, dejando a un Ron confuso y con sus ojos azules acuosos. ¿Qué había hecho?

No la buscó, no le envió lechuzas, se rindió, ni siquiera aguantó la primera bronca. Su familia se enfadó con él e incluso Harry se molestó con él. Pero a él sí, a él le contó toda la verdad. En ese instante el pelinegro se molestó por no aclararlo todo con Hermione.

-El se merece a alguien mejor que yo.- decía Ron.

-Ron, ella no está con nadie mejor que tú.- respondía Harry exasperado.

Pero siempre acababa ganando Ron por testarudo.

Con el paso del tiempo, las cosas fueran cada vez menos tensas. En un principio, Hermione ni siquiera consentía estar con Ron en un mismo sitio más que el tiempo suficiente que para dirigirle una mirada de odio y poco más, pero poco a poco la relación fue mejorando. Comenzaron con tensas palabras hasta la ocasión por parte del chico de poder oler su aroma una vez más.

De eso habían pasado dos años; todo ese tiempo le pasaba como una lenta tortura, no podía hacer nada. Cada día se sentía más confuso, más culpable y más seguro de que Hermione tenía que ser feliz con otro hombre.

Sin embargo, la noche anterior la castaña estaba muy bien acompañada por un chico que no sabía de dónde había salido pero que no la dejaba tranquila. De acuerdo, el había estado con más de una chica, pero nunca había sentido nada por ellas, algunas duraron mucho tiempo, pero nada tenía que ver con Hermione. Ni siquiera sabía porque le molestaba tanto si él había hecho lo mismo, pero le dolía mucho.

 

En un cajón tenía el colgante que le iba a regalar ese día, un colgante que simbolizaba el amor que sentía por ella. No había tenido valor para dárselo, ni para luchar por ella. También había fotos de ellos dos, los regalos que le había hecho y cartas que siempre quiso enviarle y que nunca logró hacerlo.

Ron, aburrido, decidió organizar un poco su casa. Tenía miedo de que su madre o su hermana aparecieran por allí y le dijeran que tenía todo hecho un desastre. Aún recordaba su primera bronca, tuvo dolor de cabeza el resto del día.

Cuando ya hubo acabado se tumbó en el sofá, mirando su casa. Para no haber estado nunca solo, lo había hecho muy bien, pero mejor lo hubiera hecho si no viviera solo. Apenas le dio tiempo a encender la televisión, un aparato muggle que siempre le gustaba ver, cuando el timbre sonó. Blog sobre salud

Se planteó seriamente no levantarse, pero el timbre volvió a sonar con más insistencia. Ron dejó pasar unos segundos de cortesía y se levantó. Oyó golpes en la puerta, se preguntó quien tendría tanta insistencia en verle.

-¿¡Ron se puede saber que te pasó anoche!?

Hermione Granger estaba plantada en la puerta de su casa, con el pelo recogido en un moño, la cara roja y una ropa que le cubría demasiado a opinión del pelirrojo.

-¿Anoche?- preguntó desconcertado.- ¿Qué haces aquí?

Su relación había mejorado mucho desde que rompieron su relación, pero era la primera vez que la castaña venía a su casa sola, normalmente iba con Harry o Ginny.

-¿No puedo venir acaso?- preguntó la otra.

-No, digo, sí
Claro que puedes.- hizo una pausa.- Pero no te esperaba aquí.

-¿Puedo pasar?- preguntó Hermione.

La había dejado fuera de la impresión. Se hizo a un lado y la dejó entrar. La chica entró decidida, miró a su alrededor y luego lo encaró.

-¿Qué te pasó, Ron?- preguntó más suavemente, esta vez.

-Solo bebí un poco más de lo que debía.- respondió el chico intimidado por la chica. Hasta enfadada se veía hermosa.

-¿Un poco?

-Sí, Hermione, un poco. De todas maneras, ¿a ti qué más te da? Tú estabas muy bien acompañada como para fijarte en mí.- dijo sin pensar, pero al momento se arrepintió.

-Eres un idiota, Ronald, solo me estoy preocupando por ti.- una mirada de enfado le cayó como un cubo de agua fría.

-Pues no hace falta que te preocupes, me sé cuidar solo.

-No sé ni para que vengo.

-Eso me pregunto yo.

Lo estaba complicando todo, como de costumbre. No sabía por qué no se dejaba cuidar por ella sin más, como si fuera su medicina, la medicina que lo mantenía con vida.

-Vale, Ron. Si te caes muerto yo no me voy a preocupar por ti.

Se dirigió a la puerta con paso rápido. Ron se quedó clavado en el suelo. No supo qué hacer, en su interior se daba puñetazos.

Había sido una tonta, no sabía para que había ido a ver a semejante idiota. ¿En qué estaba pensando? Lo echaba de menos desde hacía dos años, le dolía estar cerca de él. Oler su piel y no poder besarle y cada día él se volvía más insensible.

Bajaba por las escaleras y las lágrimas volvían a aflorar en sus ojos por el pelirrojo. Aún recordaba la cara que puso el chico cuando la vio acompañada en la fiesta por un compañero de trabajo, Smith. Suspiró mientras se limpiaba las lágrimas.

 

Aún recordaba como él se había quedado callado cuando se besó con esa rubia. No le caía mal la chica, pero no quería saber nada de él. Y allí estaba en su casa, preocupándose por él, como la idiota que era.

Se detuvo en la entrada del bloque en el que vivía el pelirrojo. Había bajado las escaleras tan rápido que no podía respirar bien. Quería odiarlo y no podía.

Le pegó un puñetazo a la pared, sin importarle el ruido que pudiera hacer. Se juró que tendría que olvidarse de él y le pegó otro puñetazo a la pared.

-¡Te odio, Ronald!- otro puñetazo.

De pronto notó como una mano detenía la suya.

-Sé que me odias, pero no te hagas daño preciosa- dijo Ron con una mirada preocupada.

Hermione perdió el sentido de ser. No podía creer que estuviera allí, no después de la bronca que habían tenido. El chico la miraba con lágrimas en los ojos mientras sostenía las manos entre las suyas.

-No... te odio
-bajó la cabeza.- No puedo odiarte, y no sé por qué.

-¿Quieres subir y curarte las manos?-preguntó con delicadeza.

Hermione se miró las manos, las tenía llenas de sangre y le dolían mucho. No tuvo más remedio que abandonarse a él, nuevamente.

Ambos estaban en silencio, mientras él le curaba las manos con alcohol y algodón. La castaña de vez en cuando dejaba escapar un gemido de dolor, cosa que hacía que Ron deseara besarla hasta perder el sentido.

-No debiste haberlo hecho, Hermione
-dijo Ron.

-No debía haberlo hecho, pero lo he hecho.- respondió Hermione.- Ya no hay nada que hacer.

-Bueno, esto ya está.

El pelirrojo se levantó y volvió a guardar las cosas. La castaña se quedó en el salón mirando a su alrededor. Aún recordaba cuando pasaban las noches allí haciendo cualquier cosa, incluido pelear para reconciliarse de la manera más dulce. Paseó la mirada por el salón y descubrió una foto de ellos dos.

Se levantó y se acercó a ella. La miró y suspiró. Como podían ser tan idiotas, los dos. En el fondo le quería, le amaba, le había perdonado porque era así de tonta.

-¿Qué miras?-dijo la voz de Ron a su espalda.

-Nada.- respondió girándose con rapidez.

-¿Segura?- preguntó con una sonrisa tremendamente sensual.

Hermione notó como cada célula de su cuerpo se derretía, su corazón comenzó a latir más rápido de lo que debería.

-Se...segura

El chico se acercó peligrosamente a ella. Ella no pudo evitar dar un paso hacia atrás, le imponía y le atraía a partes iguales. Sabía que no podría resistirse como se acercara un milímetro más.

-Hermione, sé que es tarde para decírtelo, pero estoy loco por ti.- la miró con intensidad.- No puedo evitar pensar en ti cada día de mi vida y en el daño que te hice, lo siento mucho. Sé que es egoísta y aún así estoy enamorado de ti.

Hermione suspiró. Como había ansiado sus palabras, sus besos, sus caricias.

-Te quiero, Ron.- dijo sin pensar.

Acortaron la distancia que los separaba, sus corazones latían tan rápido que parecían que iban a explotar. Se unieron en un beso, en un beso que tras dos años era lo que más deseaban en el mundo.

Las manos de ellas se enredaron en el pelo del chico, revolviéndolo como había deseado hacer. Los brazos de él rodearon su cintura, apretándola contra él. Sus labios se unían en perfecta sincronía y sus lenguas jugaban y se reencontraban.

No podía ser que se hubiera levantado en uno de sus peores días y estuviera allí, besándose con la mujer de su vida.

-Ron
-jadeó la chica.

-Qué pasa

-Te quiero

No pensaba que pudiera ser más feliz de lo que era en ese momento, pero lo fue. Claro que sí, sentía que su vida volvía a estar completa.

-Te he echado de menos, preciosa.

Ambos volvieron a besarse y poco a poco fueron deshaciéndose de las prendas que les sobraban, porque a ellos no les hacía falta nada más que ellos mismos. Tras un infierno en vida de dos años, estaban juntos de nuevo.

Jadeando, felices y sonrojados se abrazaron. Desnudos, tapados solo con una manta se dieron un último beso, antes de caer rendidos. Pero a Ron algo le molestaba en la memoria.

-¿Quién era el hombre de ayer?

Hermione no pudo evitar reírse, le dio un beso en el pecho. Adoraba lo tonto que podía llegar a ser a veces.

-Un compañero de trabajo.

-¿Sólo?

-Cállate y duerme.

-Te quiero.

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Espero que les haya gustado. Era de estas cosas que me pide el cuerpo que publique y aquí esta. ¿Qué les pareció? Me encanta esta pareja y en cuanto acabe la historia en la que estoy metida ahora, seguramente haga un R/Hr completita. =) Bueno sin más que decir.

Besos!

No te he olvidado. - Potterfics, tu versión de la historia

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2024-05-18

 

No te he olvidado. - Potterfics, tu versión de la historia
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