El peso de ser un(a) Malfoy.
Capítulo uno: El fin del verano.
Se podría decir que tengo una vida hermosa. No me hace falta nada para ser feliz, vivo en una enorme mansión en un pueblo muy hermoso, cuento con una espectacular familia:
Mi padre trabaja en el ministerio, es un hombre muy correcto, un poco estricto y frío, pero una buena persona; mi madre es una mujer hermosa, muy cariñosa, amable, y nunca le discute nada a mi padre, y mi hermano es mi verdadero ídolo, valiente, honrado, apuesto, orgulloso y leal; y por último: Yo. Empezaré este año a ir a la misma universidad de mí hermano; tengo unas excelentes calificaciones, unas amigas excepcionales, una buena reputación, un novio perfecto y me gusta poder decir que heredé la belleza de mi madre: Tengo el mismo pelo de toda mi familia, rubio platinado. Pero mi madre y yo, no lo tenemos lacio, sino que cae en ondas hasta la cintura, y mis ojos son grises, iguales a los de mi padre.
Para algunas personas sus ojos son fríos y tenebrosos, pero para mi son blandos, cálidos y amables.
¿Aún con dudas sobre mi familia? Bueno, con una palabra se las aclaro: Malfoy. Sí, me siento orgullosa de decir que pertenezco a la familia Malfoy. Mi nombre es Sarah Malfoy. Mi hermano Draco, es un año mayor que yo, y asiste a la Universidad de Aurors en Cambridge.
Yo estudio en Hogwarts, y como toda mi familia, en la casa de Slytherin. Hace un año, el padre de mi novio fue nombrado ministro, y se hizo muy amigo de mi padre, y mi hermano con mi novio y sus amigos se hicieron amigos. El nombre de mi novio es Ronald Weasley, y mi padre encuentra que es el hombre perfecto para mí.
Muchos piensan que mi padre se hizo amigo de los Weasley, por el puro hecho de que el Sr. Weasley es el nuevo ministro, y su situación económica cambió radicalmente; pero para mí esas son puras tonterías.
Era el último día de las vacaciones de verano, y quedaban apenas unas horas para que yo empezara mi primer año de Universidad.
Ron se estaba quedando en mi casa, ya que era como un miembro de la familia, y estábamos abrazados en un sillón junto al fuego, todos los demás se habían ido a dormir.
-No puedo creer que empieces la Universidad. Es decir, ahora podremos estar juntos todo el tiempo ¿no?- Me dijo Ron con voz soñadora. Lo miré con una sonrisa y asentí emocionada. - Sarah, no creo que nunca te pueda olvidar, eres perfecta.- Lo miré de vuelta, y riendo le dije:
-No digas eso, nadie es perfecto.- Él rió también y me dio un dulce beso en los labios. De pronto se puso serio, y me dijo lentamente.
- Sarah, yo te prometo que NUNCA, amaré a nadie más, te lo prometo.- Repitió mirándome a los ojos. - ¿Tú me lo prometes? - Lo miré a los ojos, y con una sonrisa le dije:
- Sí Ron. Te lo prometo.- y sellamos ese pacto con otro beso. Lo que ninguno de nosotros sabía, era que para ambos, sería una promesa muy difícil de cumplir, y que no duraría mucho.
Capítulo dos: Caras nuevas y el ingreso a la Universidad de Aurors en Cambridge.
A la mañana siguiente, desperté muy emocionada, y después de un agradable desayuno, partimos a la estación con mi hermano y Ron. Draco manejaba el auto muggle que mi padre le había regalado al cumplir los 16, Ginny iba en el asiento del copiloto y Ron y yo íbamos sentados atrás conversando muy entretenidos. Ron me explicó todo sobre la universidad, funcionaba un poco distinto a Hogwarts, no había casas ni fantasmas, el director era joven y a diferencia de Dumbledore muy hosco; pero sí se dormía allí, y prácticamente se vivía allí. Otra diferencia era que los cuartos no se dividían según el curso; sino según Las especialidades de cada uno. Por ejemplo, los que se especializaban en buscar brujos tenebrosos antiguos y prácticamente olvidados, dormían juntos, los que en cambio se especializaban en Brujos tenebrosos recientes y no tan tenebrosos, dormían en otro cuarto, etc. Lo que sí, las chicas dormían con las chicas, y los chicos con los chicos.
El auto se detuvo en la estación de King Cross, y nos dirigimos al andén 9 ¼, y atravesamos la barrera hasta encontrarnos con un Tren color negro, que con letras plateadas en sus costados, rezaba: Cambridge. Nos subimos todos al tren, y Ron no paraba de repetirme mientras buscábamos un compartimento, que al fin conocería a sus amigos, que tanto que les había hablado de mí. Yo estaba nerviosa, no por conocer a los amigos de mi novio, sino porque al fin empezaría la Universidad.
Al fin encontramos un compartimento
Vacío. En él había un chico y una chica, el chico tenía gafas, ojos verdes y pelo desordenado y negro, y la chica tenía su pelo castaño claro y largo amarrado en una trenza, y ojos castaños. Ambos me sonrieron, y la chica se levantó, me tendió la mano, y me dijo:
- Hola!, mi nombre es Hermione Granger, soy la amiga de tu novio, al fin te conozco, Ron nos ha hablado mucho de ti.- Le devolví la sonrisa, y entonces el chico con gafas se levantó, me tendió la mano también, y al sentir el contacto con su piel suave, me dio una extraña sensación en todo el cuerpo, como la primera vez que Ron me besó. Me dijo con una sonrisa:
- Mi nombre es Harry Potter, y también soy amigo de Ron, es un gusto conocerte al fin.- Le devolví la sonrisa, y durante todo el camino, no pude evitar desviar la mirada hacia Harry. Lo veía tan diferente, tan apuesto, tan
extraño.
Llegamos al cabo de un rato, y entramos a un edificio de arquitectura antigua, era muy hermoso, y al entrar, me quedé atónita. Era mil veces más grande que Hogwarts, contaba con cientos de escaleras, (que no se movían) también unos cuantos elevadores, y muchas pinturas de famosos Aurors, y criminales buscados. Todo por dentro era de color marfil y dorado, y en el centro, había una fuente de agua que representaba a un mago con la cara muy demacrada, color dorado, apuntando con la varita a otro mago que parecía como si rogara que no lo matara de rodillas, también de color dorado. Me acerqué a la fuente, y en un borde pude leer el siguiente letrero: *À lheure de attraper a une de eux, souvenir: Oeil pour oeil, dent pour dent*, Yo reí, Ron se acercó sonriendo y me dijo,
- ¿sabes lo que dice?, porque yo nunca he sabido.- Lo miré aún riendo, y ya que había estudiado francés, le contesté:
- Claro que si, dice: *A la hora de atrapar a uno de ellos, solo recuerda: Ojo por ojo, y diente por diente.*. - Ron no pareció entender, pero igual me sonrió, Hermione, sin embargo rió también, y para mi sorpresa, también lo hizo Harry.
Entramos todos en un enorme comedor, junto a unos chicos de los 18 años para arriba. A diferencia del castillo, había muchas mesas pequeñas para unas seis personas cada una, todos se sentaron en diferentes grupos, y Draco, Ron, Ginny, Hermione, Harry y yo, nos dirigimos a una mesa, y nos sentamos todos juntos. El director se levantó, y acto seguido: Todos callaron. Hizo crujir los huesos de sus dedos, aplaudió, y enseguida los platos de oro se llenaron de comida. Sin decir otra palabra, se sentó y comenzó a comer no muy educadamente. Todos comimos también, y después del banquete, todos se levantaron y se dirigieron a sus dormitorios. Yo miré a Ron nerviosa, y Draco me dijo:
- Sarah, tienes que anotarte para una especialidad en una lista que está en el vestíbulo, y según eso vas a tu dormitorio.-
Junto a Ginny me dirigí al vestíbulo, y nos anotamos en la misma lista que mi hermano y sus amigos: *Magos peligrosos y más buscados*. Todos juntos nos dirigimos escaleras arriba, y al cabo de unos 10 minutos, entramos a una especie de sala común, pero mucho más grande. La verdad es que estaba tan cansada que ni me fijé en como era, y sólo me despedí de los chicos, y junto a Ginny y Hermione, nos dirigimos a nuestro cuarto. Me puse mi camisón, y simplemente me dejé caer en ella. Aunque estaba muy cansada, alcancé a notar que era mucho más grande que la que tenía en Hogwarts. Cerré los ojos, y casi al instante me dormí, pensando solo en una persona
Y no necesariamente era mi pelirrojo novio.
Capítulo tras: El Beso.
Al día siguiente desperté muy temprano, y pude echar un vistazo al cuarto. Era realmente enorme. Una pieza rectangular, con cuatro camas de 1 plaza ½, pero sin dosel, y cubrecamas color dorado. Hermione y Ginny aún dormían. Me levanté, y fui al baño que estaba solo a unos pasos de la puerta. Fui a la pileta y me lavé la cara antes de darme un baño, aún media dormida, y ya en la bañera, me di cuenta de que el baño era muy parecido al baño de los prefectos en Hogwarts, la bañera era enorme y hondísima, y era todo de mármol blanco, con dorado.
Después de vestirme bajé las escaleras intentando no despertar a las chicas, y llegué a la sala común. La que no estaba vacía, ahí se encontraba Harry, que al parecer había dormido en esa sala, porque aún llevaba la ropa del día anterior. Me acerqué al sillón en el que dormía, y me senté a su lado, y puede observarlo con mayor tranquilidad. Era realmente muy guapo. Su pelo negro le caía muy elegantemente sobre los párpados cerrados, que ocultaban unos hermosos ojos verdes. Sus gafas se habían caído al suelo, y su boca estaba entreabierta. Tome sus gafas y las doble cuidadosamente, mientras me acercaba involuntariamente a su rostro. Me puse tan cerca de él que podía sentir su aroma fresco que me envolvía, cerré los ojos para apreciar mejor ese olor tan especial, cuando de repente me llevé la vergüenza más grande de mi vida: Harry despertó. Dio tal grito que me despabilé, y sin querer me caí del sillón. Él aún me miraba y respiraba entrecortadamente, mientras yo me levantaba, tan sorprendida como él.
- Nunca
hagas
eso
- Me dijo entrecortadamente, lo miré nerviosa mientras le entregaba sus gafas, y él recuperaba el aliento.
- Lo si-siento. -Le dije avergonzada.- No quise asustarte.- él me miró y me dijo ya más calmado y con una leve sonrisa.
- No importa, solo es que despierto un poco alterado en las mañanas.- Me dijo sonriendo esta vez completamente, sonreía tan bonito. Conversamos un buen rato, hasta que vimos bajar por la escalera a Draco y a Ron, y por la otra, a Ginny y a Hermione. Bajamos todos a desayunar, y nos encaminamos a nuestra primera clase.
El aula era tres veces más grande que las del colegio, tal vez se debía a que había el triple de alumnos en la Universidad. Me llevé una gran sorpresa al ver entrar al profesor, era nada más ni nada menos que el profesor Lupin. En la escuela el me había ayudado mucho, y yo no podía más que agradecérselo.
La clase pasó sin motivos, la verdad es que yo no estaba muy pendiente, y de todas formas en esta historia, las clases poco importan.
A eso de las 2.00, salimos a los terrenos en un descanso. Fuimos a unos hermosos jardines, y nos sentamos en el pasto seco, riendo y comentando la clase. Yo había llevado un libro, y me había puesto a leer, y a lo lejos escuché la voz de Ron decirme que iría a mostrarle los jardines a Ginny, y Draco y Hermione decidieron acompañarlos. Harry, sin embargo se quedó conmigo, probablemente para acompañarme.
- No tienes que quedarte.- le dije después de un rato.
- ¿Tú quieres que me vaya? - preguntó el con una sonrisa.
- No, pero si no quieres estar aquí
- Claro que quiero estar aquí.- me dijo.- me agrada mucho estar aquí.- Dijo casi en un susurro que alcancé a escuchar. Se acercó un poco más, y yo por supuesto olvidé por completo el estúpido libro.
Lo miré a los ojos y nuestras miradas se encontraron. Me perdí en esos ojos verdes, y como en esa mañana, involuntariamente, me acerqué mi rostro al suyo, pero esta vez, el también se acercó. Estábamos a apenas unos milímetros, cuando de pronto, el se echa hacia atrás negando con la cabeza y me dice:
- Esto no está bien
no está nada bien.- Me avergüenzo y asiento lentamente con la cabeza, quedándonos en un incómodo silencio. Me levanté del pasto dispuesta a irme, cuando el me toma de la mano, me mira a los ojos y me dice:
- Lo siento, no debí haber..
- No es tu culpa.- le dije cariñosamente. - El seguía aferrándome la mano, y de pronto volvimos a olvidar todo, y nos acercamos nuevamente, esta vez no hubo marcha atrás, un segundo después, nos besábamos como si fuera la primera vez que besáramos a alguien. - Nos separamos lentamente, y mirándonos a los ojos nos sonreímos, caminamos al edificio sin decir palabra alguna, de la mano, cuando de la nada, salen Ron y los otros. Nos soltamos rápidamente la mano, y sin poder hacer nada, nos ruborizamos. Por supuesto Ron no se percató de nada. Pero a mí me abarcó un terrible sentimiento de culpabilidad.
Evité mirar a Harry por el resto de la tarde, pero obviamente, ni el uno ni el otro habíamos olvidado el beso. Y ambos sabíamos que ese beso podría ser el hermoso inicio de una historia, como también el horrible final de otra.
Capítulo cuatro: Las verdades se dan a conocer
Como es de suponer, yo no me sentía nada bien con lo que le había echo a Ron. Lo había engañado. Engañado. Nunca pensé que yo fuera a enamorarme de otra persona que no fuera Ron. Pero las cosas se dieron así, y yo no tenía otra opción más que ir y decirle toda la verdad. Por más que me costara.
Me desperté sin ganas la mañana del sábado, y ya que era un día libre, al bajar a la sala común, la encontré vacía. Todos aún dormían. Me senté en un sillón a pensar como le podía dar la noticia a Ron sin herirlo. Y entonces hice algo que realmente no debí haber hecho. Escribí a mi padre contándole todo. Pensé que él me ayudaría, ya que siempre me daba consejos que según él, eran lo mejor para mí.
Pero, ¿Cómo se suponía que yo iba a saber, el odio infinito que mi padre siente por Harry? No, yo no sabía, y por eso, le escribí. Después de que vi a la lechuza alejándose por los aires, sentí que alguien bajaba por las escaleras. Era Ron. Lo miré nerviosa, y él tan inocente como siempre, me dio un beso después de darme los buenos días, y de inmediato notó que había algo extraño en mí.
- ¿Pasa algo?- Me pregunta. Lentamente asiento con la cabeza, y entiende que no es nada bueno lo que le quiero decir. - ¿Qué es?
- Realmente lo siento mucho Ron. - Le dije en voz baja.
- ¿Por qué?- dijo éste. Lo miré a los ojos, y no pude evitar una lágrima. Pero sin dar más rodeos le dije:
- Porque creo que no podemos seguir juntos, Ron.- Me miró extrañado, y después de un rato, entendió todo.
- Hay otro, ¿verdad?- Me dijo con voz apagada. Asentí nerviosa, y su reacción fue peor de lo que me imaginé.
- Otro. Después de que me juraste que no iba a ver nadie más, me dices que ya no me quieres? .- Me dijo casi a gritos. Abrí la boca con la intención de explicarle que aún lo quería, pero no me dejó hablar.- Quién es.- me dijo enfurecido.- Dime Sarah, quien es.- Justo en ese momento, entró Harry. Lo miré y me puse aún más nerviosa, Harry evitó la mirada de su amigo, y Ron casi explotó.
- ¿ÉL?, esa persona es mi mejor amigo? No lo puedo creer Sarah!. - gritó, luego se dirigió a Harry. - Debí saberlo, el famoso Harry Potter no puede estar ni cinco minutos con una chica sin terminar
- ¡Ron!.- le dije.- No es su culpa Ron, yo lo besé a él, no tienes que culparlo.- El pelirrojo me miró fuera de sí, y luego salió de la sala gritando cosas incomprensibles. Harry me miró, y yo simplemente lo abracé, al tiempo que una lechuza negra entraba por la ventana. Era la respuesta de mi padre. Desplegué la carta y la leí en voz alta.
Sarah:
Como te atreves a hacerle esto a tu novio, me has avergonzado completamente. No quiero que sigas viendo a Potter, tu deberías saber que él siendo huérfano, no te puede dar ningún futuro. Me has desilusionado. Ahora vas y le pides perdón a Ronald, y terminas con ese Potter.
Yo te he dado todo, y ahora me vienes con esto. Termina con este juego ya.
Lucius Malfoy.
Miré a Harry, y éste me dijo en tono desafiante.
- No te preocupes, a tu padre yo no le tengo miedo. - Me abrazó de nuevo, y yo me asusté. Realmente Harry no conocía a mi padre. El es capaz de todo y mucho más con tal de salirse con la suya.
No había duda, esta vez yo estaba en problemas, y Harry estaba en peligro.
Capitulo Cinco: Traiciones y reconciliaciones
A pesar de las advertencias de mi padre, yo seguí saliendo con Harry. Él me hacía sentir importante, era muy diferente a Ron que me hacía sentir aunque muy segura, inferior a él, en cambio Harry, me hacía recordar lo que era amar de verdad, todos los días me decía lo hermosa que me veía, lo importante que era para él, y la nada que sería él sin mi.
Pero esto me implico muchos problemas como por ejemplo, el hecho de que Ron parecía odiar a Harry (aunque a mí me trataba como a una princesa, ¿porqué?, ni idea), o como que Hermione se había enfurecido conmigo:
Estábamos con Harry en la sala común en la noche, y al irse Harry a dormir, y yo subir a mi cuarto; Hermione se puso a gritar como una histérica que yo no podía jugar de esa manera con sus amigos, que los dejara en paz y que me fuera de vuelta a mi mansión. Noté el sarcasmo en su voz, y no pude evitar enojarme, pero sin embargo, no le dije nada, y me acosté en mi cama ofendida. Desde esa noche ella me odia y no me dirige la palabra.
El tiempo pasó, y todo iba bien, hasta que en la tarde de un domingo, camino a la sala común, escucho voces provenientes de ésta: era la voz de Harry.
- Vamos Ginny, ¿qué tiene de malo?
- Tiene de malo Harry, que como recordarás, tú tienes una NOVIA. - le decía Ginny. Yo me quedé afuera escuchando todo.
- Pero Sarah no está aquí. Por favor, Ginny
. ¿si? Además, ella no es mi novia, solo salimos de vez en cuando y
- en ese momento entré de golpe por la puerta, y encontré a Harry tomando de la cintura a Ginny que parecía indecisa. Me puse furiosa, y corrí a mi pieza cerrando la puerta con un portazo.
Ginny entró un rato después pero me hice la dormida. No estaba de humor para escuchar excusas. Después de todo ella no me entendía. Yo me había arriesgado, había engañado a mi padre, a Ron, solo por estar con Harry, y éste ni siquiera me quería. Yo solo era un juego.
No es necesario explicar lo que pasó en los días siguientes. Yo no le volví a hablar ni a Ginny ni a Harry; de hecho, no le hablaba a nadie. A nadie salvo a Ron. Le había contado todo, y él me apoyaba. Volvíamos a ser los mejores amigos. Se me había olvidado mencionar a mi querido hermanito. Draco se había ido a estudiar a Italia, y mi padre se encantó con eso. Pero lo extraño es que no había oído de él por mucho tiempo. Un día, estábamos dando un paseo con Ron por los jardines, cuando de pronto se para y me dice.
- Hoy te ves hermosa.- No pude evitar sonrojarme. Quizá aún sentía algo por él.
Me detuve también, y él de la nada me da uno de sus dulces besos, repitiéndome que me extraña. No sé por qué lo hice, quizá para olvidarme de Harry, pero lo besé también. Al separarnos, él me abrazó diciéndome que jamás me abandonaría. Sin embargo, pude notar que en sus labios no había el mismo amor de antes. Y lo más probable es que el también lo haya notado.
Como deben suponer, volvimos a estar juntos. Sí, sé que fue una estupidez, pero en ese tiempo yo creía que era lo mejor. Pero me equivocaba, me equivocaba mucho.
Habían pasado dos meses desde que Ron y yo habíamos vuelto, y todo iba de maravillas, hasta que un día en la hora de almuerzo, Ron se fue al baño, y de inmediato alguien ocupó su lugar. Harry se sentó a mi lado, y antes de que yo le pudiera decir algo, me dijo,
- Tenemos que hablar.
- Yo no tengo nada que hablar contigo. - Le dije furiosa.
- Hoy a las 12.00 en la fuente del vestíbulo. Tu ves si vienes o no. Te estaré esperando. - Y sin decir nada más se fue. Me enojé aún más con él, pero no pude evitar sentirme ansiosa por hablar con él. De pronto algo me cae en mis piernas, una carta. La desdoblé sin entusiasmo, y noté que era de mi madre.
Sarah:
Lamento no poder decirte esto personalmente, pero una carta es mucho más rápida. Tu padre ha recibido hoy una lechuza con una noticia horrible: Draco ha muerto. Lo encontraron un poco al sur de Alemania, obviamente fue asesinado. Tu padre quiere que vengas mañana a su funeral. De nuevo te pido disculpas por la manera en que te enteraste de esta noticia. Mañana hablamos.
Un abrazo,
Tu madre.
La carta se me cayó de las manos. Mi hermano, mi amigo, mi ejemplo, mi protector: Muerto. Asesinado. Simplemente era imposible. Sentía las lágrimas bañarme el rostro mientras repetía una y otra vez en mi mente: No puede ser, es sólo una pesadilla, quiero despertar.
Capítulo seis: Una tontería tras otra
Me levanté de mi asiento, y corriendo llegué a mi cuarto, que por suerte estaba vacío. Me tumbé en mi cama y comencé a llorar como nunca antes había llorado.
Draco siempre me había defendido en todo, siempre me había consolado cuando lo necesitaba, y estaba ahí cuando nadie más estuvo ahí, cuando ni siquiera mis padres estuvieron. ¿Por qué alguien podría ser capaz de hacer algo así?, me juré vengarme de esa persona. Claro que con el tiempo fui descubriendo quien era esa persona, y aún no la perdono.
Al día siguiente, me puse mi vestido negro más hermoso que tenía, y me dirigí a los carruajes, me subí a uno que no estaba vacío, en él estaba Ron (quien debió recibir una carta de mi padre), Ginny, Harry y Hermione, quienes eran amigos de mi hermano, todos se veían muy tristes, pero en ese momento, no me fijé mucho en sus caras, estaba aún muy impresionada con la noticia. El camino se me hizo eterno, y nadie tuvo el valor para dirigirse la palabra.
Al llegar a la puerta de mi mansión, mi madre y mi padre esperaban ahí. Mi madre llorando silenciosamente, y mi padre con cara de asustado. Bajé del carruaje, y lo primero que hice fue lanzarme a los brazos de mi padre, éste me abrazó torpemente, mientras yo lloraba con desesperación en su hombro. Lo noté más tenso de lo normal y más aislado, pero aún así intentó consolarme.
El entierro fue aún más triste, pero de eso no quiero hablar. Más bien de lo que pasó después del entierro
.
- Sarah.- escuché que alguien me llamaba, volteé y me encontré con Harry. - Ven, quiero decirte algo. - No tenía ganas de discutir, así que me tragué mi orgullo y lo seguí. No sé cómo es que él conocía mi casa, pero me llevó hacia el pequeño bosque que teníamos en la parte trasera de la mansión.
- Que quieres.- le dije sin ánimos.
- Te quería explicar lo que pasó el otro día. - me dijo rápidamente con la cabeza gacha.
- No me tienes que explicar nada, enserio, no importa.
- Sí, si importa. Fue un error, pero ahora tú y yo podemos
- No, no, no, no. Tú y yo, nada. Ya pasó, y lo nuestro fue un error. Eso es todo. Adiós.- me marche enojada hasta donde estaba Ron y me acurruque debajo de su hombro. Él me abrazo también, y juntos partimos a la casa.
No sé como fui capaz de soportar los siguientes días, las siguientes semanas, pero lo hice. Ron me protegía de todo, pero aún extrañaba a Harry. No podía ser lo mismo. Simplemente no se podía.
********
2 semanas habían pasado desde la muerte de mi hermano, y la primavera se aproximaba. Un día, después de el almuerzo, Ron me hizo una pregunta. La respuesta que le di, fue uno de mis muchos errores.
- Sarah. - me dijo. - Tu sabes lo mucho que te quiero, pero ya llevamos mucho tiempo juntos, y creo que es tiempo de dar un paso más. - se arrodilló, y mirándome a los ojos me dijo. - Sarah Malfoy, ¿quieres ser mi esposa?.
Realmente no sé porqué lo hice. Me dieron ganas de hacerle daño a Harry, y simplemente le dije a Ron que por supuesto. Me abrazó con fuerza, mientras yo observaba que Harry nos miraba atónito. Sin dudas nos había escuchado, y por alguna razón, me sentí mejor con eso.
Capitulo siete: Un sacrificio inesperado.
Escribí a mi padre para darle la noticia, y él se lo tomó mejor de lo que esperaba, me dijo que me ayudaría en todo, y que ése era el espíritu Malfoy. La boda quedó programada para que fuera 2 semanas después de que Ron me lo propuso, yo le dije que eso era muy pronto, pero de todas formas no importó.
Olvidé mencionar que Ginny fue a pedirme perdón, y yo por supuesto que la perdoné, después de todo era mí mejor amiga desde hace mucho. Un día estábamos sentadas en la sala común mirando en la revista Corazón de bruja, unos vestidos de novia, y yo le decía a Ginny lo emocionada que estaba.
- ¿Te imaginas?.- le decía .- Toda mi vida soñé para esto. Mira, yo quiero un velo muy largo y
- Ojala existiera un velo para cubrirte el corazón amiga.- me dijo ella
- Vamos Ginny, no empieces.- ella había intentado hacerme ver que mi boda con su hermano sería un error.
- Pero es cierto, tu no lo amas, el no te ama, cual es el punto de casarse.
- No entiendes nada Ginny .- le dije sin ganas, y me fui a la pieza.
En el fondo sabía que estaba cometiendo un error, pero no podía echar marcha atrás. O eso pensaba yo
Faltaban solo cinco días para mi boda, cuando en la hora de almuerzo, Harry se acerca a mi, que estaba sola, me toma de la mano, y me arrastra hacia los jardines.
- Sarah, tu no te puedes casar con Ron.- me suelta como si nada, abrí la boca para protestar, pero el fue más rápido y me interrumpió.- Mírame a los ojos y dime que no me amas. - Volví a abrir la boca, pero el volvió a interrumpirme. - No, solo dime que no me amas, y te juro que te dejo en paz. - Lo miré a los ojos, pero no me salían las palabras, de pronto miré al suelo y le dije:
- Yo no te amo. - Él tomó mi cara con sus suaves manos, la levantó y sonriendo me dijo.
- Ahora dímelo a la cara.- Simplemente no pude, me quedé mirándolo, mientras él sonreía aún más y me acariciaba el rostro.
- Yo
- comencé, pero él una vez más me interrumpió.
- No puedes, ¿verdad?, aún me amas.- M e volví a enojar y separándome de él bruscamente le dije en voz muy alta.
- Si, Harry, ¿satisfecho?, aún te amo, y mucho. No te he podido olvidar desde que me diste ese beso. Pero ¿qué quieres que haga?, te encontré intentando besar a mi mejor amiga, y te perdiste la oportunidad, si pensaste que volvería corriendo a tus brazos, te equivocaste, me voy a casar con Ron Harry, quieras o no.
- Pero cual es el punto de casarte con él si me amas a mi!.- me gritó.- No sé qué tengo que hacer para que me perdones, y para que entiendas que YO TE AMO, SARAH!. - acto seguido, se acerca a mí, y me susurra al oído.
- Y si quieres una prueba de que tu también me amas, aquí la tienes. - M e beso como nunca antes nadie me había besado. Yo no me opuse, seguí besándolo hasta que alguien nos interrumpió. El grito de Hermione, creo que se escuchó hasta Alaska.
- TU!!!, - Chilló.- TU, QUE CREES QUE HACES, TE VAS A CASAR CON RON Y TE ESTÁS BESANDO CON SU MEJOR AMIGO!!!, NO LO PUEDO CREER!!!!.- intenté calmarla, mas al acercarme se corrió, y se fue indignada. Estaba muerta, si ella le decía a Ron, Ron se lo diría a mi padre, y yo moría. Corrí tras ella para que no le digiera nada a Ron, pero ella era más rápida, y la perdí al entrar en la escuela. Con los unos nervios atroces me dormí, esperando en poder confiar en Hermione.
Al día siguiente, pude notar que Hermione no había dicho nada, ya que Ron siguió como siempre. Así pasaron tres días: Hermione lanzándome miradas amenazadoras, yo actuando en frente de Ron, y en las noches, me quedaba con Harry en la sala común, planeando qué hacer para impedir la boda. La boda que sería al día siguiente en la tarde. No sabíamos qué hacer, hasta que Harry se levanta de pronto, toma un abrigo que tenía, su varita, y sale de la sala común sin decir palabra alguna. Me costó un rato entender que él iría a hablar con mi padre. Intenté detenerlo, pero para variar, el asunto se fue de mis manos y Harry ya se había ido.
Entonces hice algo que fue quizás muy estúpido, pero me sirvió para darme cuenta de algunas cosas. Lo seguí. Me puse el abrigo, y por la chimenea, llegué a mi casa. La mansión estaba oscura, y escuché voces en el escritorio de mi padre, las voces eran de él, de Harry y de mi madre. Subí las escaleras a toda velocidad, y me quedé afuera de la puerta cerrada, escuchando todo.
- No permitiré que Sarah se case con Ron.- Decía Harry. Escuché una risa de mi padre, y su voz decir.
- ¿No?, ¿y tú qué harás para impedirlo?.
- No la dejaré entrar en la iglesia, Malfoy.
- Eso está por verse.- Miré por la rendija, y vi que mi padre apuntaba a Harry con la varita, mientras le quitaba la suya, y Harry retrocedía, mi madre se levantó de la silla, y miraba asustada. Yo no podía creer lo que estaba viendo.
- Lucius, por favor.- Decía ella.- No lo hagas, te descubrirán.
- Calla Narcisa. - Le espetó mi padre, esto debí hacerlo hace mucho tiempo.
- No!- imploraba mi madre.- Por favor, ¿no vez acaso, que él es el único capaz de hacer a tu hija feliz? . En ese momento mi padre le dio una bofetada a mi madre, y yo entré furiosa.
- Qué haces!, porqué la golpeaste papá!.- le grité con furia.
- Sarah, no te metas en esto.- Me decía él.
- Sarah, sal de aquí.- Me decía Harry.
- Sarah, aléjate de él.- Me decía mi madre.- Aléjate, él mató a tu hermano, y si lo dejas, te matará a ti también.- esas palabras resonaron en mi cabeza, él mató a tu hermano, te matará a ti también. Miré a mi padre, que seguía apuntando a Harry, pero me veía muy asustado.
- ¿Es eso cierto papá?.- le pregunté asustada.
- Sarah.- Me respondió.- Entiéndeme, yo le pedí de buena forma que se uniera a nosotros, pero el no quiso. Tu hermano no quiso unirse al señor tenebroso, tuve que matarlo. - Me quedé helada. Con que así había muerto mi hermano, asesinado por su padre.
- Eres un mortífago.- Murmuré.- UN ASQUEROSO MORTÍFAGO.- le grité con lágrimas.
- No me hables así, Sarah.- Pero yo ya había levantado la varita, sin embargo, él torció la boca, y apuntó con su varita el corazón de Harry.
- Sarah, baja eso, o te juro que lo aré. - Yo no la bajé, y él murmuró las palabras, mientras yo veía como en cámara lenta, que de la varita de mi padre salía un chorro verde hacia Harry. Entonces, algo se cruzó entre el rayo y Harry. Todos miraron al suelo. Mi padre se ponía pálido, Harry lo miraba con furia, y yo me arrodillaba ante el cuerpo sin vida de mi madre. La que le había salvado la vida a Harry.
Capítulo ocho: No me olvidarás tan fácilmente
No lo podía creer, el hombre que me brindaba protección, ayuda, el hombre con el que había vivido 18 años; era un asesino. El asesino de mi hermano, y el culpable de la muerte de mi madre. Era increíble. Me levanté del suelo y le di un buen puñetazo a mi padre en la nariz. Él retrocedió, y accidentalmente dejó caer la varita de Harry, éste la agarró, y lo ató con unas cuerdas invisibles. Estaba atrapado. Los del ministerio no tardaron en llegar, y en llevárselo a Azkaban, mientras llevaban el cuerpo sin vida de mi madre al hospital. Aún incrédula, abrasé a Harry, mientras lágrimas silenciosas caían por mi cara. Harry me miró, y con voz muy baja me dijo; Lo siento mucho Sarah.
Lo miré sin entender, y le dije.
- No es tu culpa Harry.-
- Si, si lo es, el maleficio era para mi. Y ella me salvó. Creo que lo mejor sería que te olvidaras de mi. - se dio media vuelta y se fue. No entendía nada. Intenté seguirlo, pero él se fue rápidamente en un carruaje. Me quedé sola, en la mansión. Ahora si lo había perdido todo: mi madre, mi hermano, mi Harry, todo. Lo único que me quedaba era
- Ginny.- le dije a mi amiga, al llegar a la Universidad. Ella observó las lágrimas en mis ojos y mi ropa sucia y remendada.
- Sara, que te pasó?.- le conté todo entre sollozos, y después ella me abrazó, y me dijo.- Lo que tienes que hacer es ir a hablar con Harry, Sarah, y ahora.
- Tienes razón, pero antes: Ron.- fui al cuarto de mi futuro esposo, y lo encontré besándose con Hermione. No me afectó en nada, en realidad me sentía feliz por ellos. Tosí sonoramente, y el se separó de ella rápidamente, y antes de que pudiera decir algo le dije.
- No pasa nada Ron, de todas formas el matrimonio no iba a funcionar. - le dije aún afectada por lo pasado hace unas horas. M e acerqué a Hermione, y con una sonrisa, le di el anillo. - Creo que ahora es tuyo, después de todo, siempre debió ser tuyo.- Me fui de la habitación un poco más aliviada, pero no del todo. Intenté encontrar a Harry, pero no lo encontré en ningún lado.
Un día, después del desayuno, escuché unas voces provenientes del corredor de abajo, bajé las escaleras, y me encontré con la siguiente escena: Ron hablando con Harry. Los miré muy atenta, hasta que pude escuchar a Ron decirle a Harry:
- Lo siento amigo.- Enseguida, Harry y Ron se dan un fuerte abrazo, y al separarse, yo me acerqué a ellos, para hablar con Harry, pero éste, una vez más, huyó.
Lo busqué durante días enteros, hasta que una noche, en un aula en el último piso, lo encontré mirando por la ventana.
- Al fin te encuentro.- Le dije. Él se sobresaltó, y me miró asustado. - te he buscado por todas partes Harry.
- No debiste buscarme, no lo merezco.
- Quieres dejar eso?, enserio, Harry nunca pensé que serías tan terco!
- Sarah, yo nunca podré reparar el daño que te hice, así que lo mejor es irme de tu vida.
- Pero, ¿no te das cuenta que eso me haría más daño?.- Le dije con una sonrisa, él sin embargo no rió, me miró muy serio y me dijo.
- Lo mejor es que me olvide de ti. - me acerqué a él, y lo miré por un segundo, luego le dije mientras le pasaba las manos por el cuello.
- Hay algo que muchos dicen, y ahora me doy cuenta que es verdad. - Me acerqué a su oído y le susurré.- de un Malfoy no te olvidas tan fácilmente.
Por primera vez en muchos días, él sonrió, y me dio un beso para no olvidar. Nos abrazamos un arto muy largo, mientras cada uno pensaba la nada que sería uno sin el otro.
FIN
El peso de ser un(a) Malfoy. - Fanfics de Harry Potter
El peso de ser un(a) Malfoy.Capítulo uno: El fin del verano. Se podría decir que tengo una vida hermosa. No me hace falta nada para ser feliz, vivo en una en
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2023-02-27
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