Planes con niños en Valencia
Yo siempre quise a Jack. Y cuando digo "siempre" no exagero. Lo conocí cuando él acababa de llegar a Silkeborg, con unos ocho o nueve años de edad. Se mudó a una granja frente a la mía, y, cuando lo vi entrar a su casa con su perro, un algo se encendió dentro de mí y comencé a quererlo con la ternura característica de una niña de ocho años. Entró a la misma escuela que yo y, al pasar a secundaria, asistimos nuevamente al mismo lugar. Sin embargo, su estadía en secundaria fue mínima
Hizo el séptimo grado y, a fines de octavo, desapareció. Sí, desapareció. A fines de mayo, cuando faltaba poco más de un mes para acabar el año escolar, Jack desapareció. Dejó de asistir a clases y ya ni siquiera estaba en casa. Sus padres también habían desaparecido, así es que la mayor parte de sus conocidos pensó que se habían ido del país por motivos personales
Pero yo nunca creí verdaderamente toda esa palabrería de que el ojiverde y sus padres hubiesen dejado el país por motivos personales, pues sabía perfectamente que la familia Redfield era muy feliz en Dinamarca. Desde el día en que Jack dejó de ir al colegio, supe que algo andaba terriblemente mal
Y es que siempre tuve la extraña capacidad de saber cuándo él estaba en problemas o algo parecido. Porque Jacob Redfield fue, para mí, el primer amor
Aunque, claro, el jamás me tomase en cuenta. Es que él siempre estaba aislado de los demás, solo
Cuando charlaba con un grupo de personas, a pesar de que todos lo veían compartiendo con los demás, yo lo notaba ausente, como si, en realidad, formase parte de un mundo muy diferente al nuestro. Las pocas veces que charlamos -y que, por supuesto, fueron estrictamente "escolares"- me parecía estar hablando con una persona especial, diferente, tal vez poderosa
Siempre tuve una extraña sensación cuando estaba cerca de él. Sentía que un extraño calor emanaba de su cuerpo, pero supongo que era porque de verdad sentía algo fuerte por él
Jack nunca estuvo consciente de quién era realmente, físicamente hablando. Recién con trece años de edad era un muchacho bastante codiciado entre nosotras, pero él no se daba cuenta. Insisto, parecía parte de otro mundo. Un mundo en el que nadie más que él entraba
¡Cuántas veces quise formar parte de ese mundo! Pero, claro, nunca pude
Es que tampoco intenté acercarme un poco más a él, pues el rubio tenía la extraña capacidad de hacerme torpe cada vez que estaba cerca de mí. Por suerte, creo que nunca se dio cuenta de lo que yo sentía
Jack era bastante impulsivo, a decir verdad, y creo que si se hubiera dado cuenta de mis sentimientos habría hecho algo no muy agradable. Quizás por eso preferí nunca confesarle lo que sentía
Aunque también tenía miedo de lo que pudiese decirme, porque tenía la certeza de que me iba a rechazar. Pues, por supuesto, él parecía totalmente desinteresado en el ámbito amoroso. Muchas muchachas lo habían invitado a salir, pero él siempre tenía diferentes excusas para no ir. Y ellas las creían
pero yo sabía que sólo eran excusas, que ninguna de ellas era cierta. Sin embargo, ellas seguían intentando e intentando salir con él
Es que, además de ser muy guapo, era parte importante de los jugadores de tenis del colegio. ¡Y sólo tenía trece años!... También tocaba muy bien la guitarra, y a veces le facilitaban una en el colegio y tocaba una que otra canción, a escondidas, creyendo que nadie lo oía. Pero la mayoría de las féminas de nuestro grado lo escuchaban, y así se interesaban más en él. Sí, era un muchacho muy talentoso, a decir verdad
¿Y por qué digo y repito era, si yo sé que está vivo?
Hay una cosa sobre él que siempre me llamó la atención, algo que poca gente notaba. Es que Jacob tenía
Lo siento, corrijo; Jacob tiene un algo extraño con el fuego. Recuerdo que una vez, en una clase en el laboratorio del colegio, tuve que sentarme junto a él. Todos mis compañeros observaban el experimento de un muchacho sentado al final de la sala, así es que nadie vio lo que pasó en nuestra mesa, por suerte. El ojiverde miraba con determinación el mechero que nos había entregado el profesor, mientras yo fingía que hacía lo mismo que los demás. Claro, en realidad miraba de reojo a Jack, pero él no se dio cuenta. Todo pasó rápido, mas pude contemplarlo con total claridad. La mirada de mi compañero de asiento pareció desprender un brillo parecido al del fuego y, al segundo después, el mechero que tenía frente a sus ojos se encendió, tal y como si lo hubiesen prendido con un fósforo. Él pegó un pequeño saltito de asombro y yo desvié rápidamente mi mirada al muchacho que toda la clase observaba, para pretender que no había visto nada. No quería preocupar a Jack. Y sabía que dándole a entender que había visto su hazaña lo preocuparía. Nunca comenté nada sobre ello, ni a él ni a nadie. Y tampoco fue la única vez que lo vi invocar fuego con la mirada, casi como un pirómano. La segunda y última vez que observé algo raro entre él y el fuego fue desde mi casa, pocos días antes de que él desapareciera. Yo estaba sentada en mi habitación, frente a una ventana que daba precisamente al patio delantero de los Redfield, leyendo. Él jugaba con su perro, Joker, en el jardín que se podía contemplar desde mi posición. De pronto, el perro corrió hacia un lado de la casa y, pasados unos segundos, regresó junto a Jack con una vela blanca en el hocico. Dejé mi libro de lado, interesada, pues me pareció bastante extraño que el animal hubiese entregado una vela a su amo. El rubio contempló confundido a su mascota, e ignoró totalmente el objeto que yacía en el suelo, a sus pies. Continuó jugando con Joker y, en pleno juego, dio una fugaz mirada a la vela
y se encendió, al igual que el mechero del laboratorio. Jack cayó de espalda al suelo, apoyándose en las manos para no dañarse la cabeza. Su perro retrocedió unos centímetros, mientras el fuego de la vela parecía avivarse con cada segundo que pasaba frente a la mirada del muchacho. Yo, desde mi habitación, no salía de mi asombro, por supuesto. Observé cómo el rubio entraba rápidamente a su casa, asustado, con Joker detrás de él. Dejó la vela allí y no volvió a salir.
Otra cosa, pero mucho más mínima, que me llama la atención de él es su repulsión por las serpientes. ¡Ni siquiera podía ver un dibujo de ellas!... Su expresión se tornaba tensa, sus ojos desprendían un destello de odio y, cuando veía a una real, parecía estar poseído por un demonio o algo así. Cuando estaba frente a una serpiente Jack daba miedo, de verdad.
Tengo tantos recuerdos del rubio Redfield
Podría escribir un libro sobre ellos, pero sería un total fracaso, lo sé. Es que a nadie le interesa un libro de más de cien hojas que habla solamente de los recuerdos de una muchacha de los ocho a los trece o catorce años. Además, corro el riesgo de que él lo lea, y no me gustaría que se enterara de una manera tan pública que lo quiero
No quiero que se entere jamás de lo que aún siento por él, quiero conservarlo como algo solamente mío, de nadie más. Quiero que se mantenga como algo secreto, íntimo
¿Saben? Yo aún amo a Jack. Sí, lo amo. A pesar de que haya desaparecido hace ya más de cuatro años, a pesar de que ya este año termine la secundaria, a pesar de que ya debería haberlo olvidado
A veces tengo la sensación de que lo veré llegar en bicicleta a su casa al atardecer, como solía hacer cada tarde después del colegio. A veces me parece oír ladrar a Joker, como si Jack hubiese llegado una vez más a casa; a veces me parece ver al alto rubio tocando la guitarra en el pórtico de su casa
Nunca pensé que lo extrañaría tanto, tal vez porque jamás me planteé la idea de que pudiese desaparecer de un día para otro, pues siempre pensé que me quedaban aún cinco años junto a él, en el mismo lugar cada año durante nueve meses. Me tomó por sorpresa su desaparición, su supuesta muerte
Porque yo sé que él no está muerto, sé que está vivo en alguna parte
No sé dónde, pero sé que lo está. A veces sueño que está en un mundo con tres soles, tres lunas y criaturas fantásticas; que él es un dragón y que lo acompañan una serpiente y un unicornio
Pero, claro, al recordar mi sueño me río de mí misma, porque sé que todo eso no existe. Además está el pequeño gran detalle de que lo sueño acompañado de una serpiente, y encontrar a Jack junto a una de esas criaturas es algo relativamente imposible. Sin embargo, el unicornio de mi sueño es hermoso
Lo sé, sueño estúpido, pero así es Jack en mi mente: poderoso, importante, único
Quizás lo idolatro demasiado, pero así lo siento yo. Me pregunto dónde estará
Hace poco alguien me comentó que se cumplirían cinco años de la muerte/desaparición de Jack
Y, a decir verdad, me descontrolé. Me enojé con la persona que me lo recordó y me alejé de ella, enojada. Y me propuse algo, también. Me propuse encontrar a Jack, cueste lo que cueste. Recorreré todos los continentes si es necesario para encontrarlo, porque sé que está en algún lugar de este mundo. Dejaré de preguntarme a mí misma, estúpidamente, dónde está. Porque con preguntas no llegaré a ningún lado y lo sé. Cuando acabe el colegio pondré en marcha mi viaje
Lo encontraré y lo sé, tarde o temprano. Y cuando lo encuentre lo observaré desde lejos, o quizás me abalance sobre sus brazos, diciéndole que lo amo
No lo tengo claro, en realidad. Pero sí tengo claro que lo encontraré y le hablaré, dejaré atrás mis temores de niñita y me atreveré a entablar una conversación decente con él, sin importar en qué condiciones se encuentre. Porque, claro, cabe la posibilidad de que lo encuentre con pareja e hijos, pues uno nunca sabe el camino que puede tomar una persona cuando deja de verla. Puede que lo encuentre con el cabello teñido de negro
No, no creo que haya teñido aquellos hermosos cabellos rubios. Y, aunque su apariencia física haya cambiado, lo sabré reconocer por aquellos verdes ojos intensos que aún me parece ver en sueños
Lo encontraré, lo sé,y dejaré de preguntarme, como un cachorro asustado, "¿Dónde estás, Jack?" No me importan las circunstancias en las que esté
Porque yo volveré a ver a Jack Redfield
¿Dónde estás, Jack? - Fanfics de Harry Potter
¿Dónde estás, Jack?Yo siempre quise a Jack. Y cuando digo 'siempre' no exagero. Lo conocí cuando él acababa de llegar a Silkeborg, con unos ocho o nueve a
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2023-02-27
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