Se quedó sentado en su cama, meditando. Su esposa llevaba días, horas, dentro del hospital. No estaba en condiciones de emerger de aquel lugar. Había tenido un derrame y había perdido su segundo intento de terminar embarazada.
Solo quería verla salir. No importaba si nunca tenían hijos. Aunque sabía que ella terminaría echándose a llorar. Terminaría frustrada.
Pero la amaba. Sin importar lo que pasara.
Pronto sería noche buena. Pronto...y ella continuaría dentro del hospital. Se levantó y caminó hacia el hospital. No estaba muy lejos. Se había visto obligado a mudarse a un lugar más cercano.
No se separaría de ella.
Al entrar, ella estaba dormida. Se sentó en una vieja silla y tomó las flores para vaciar los floreros y cambiarles el agua. La miró y estiró una mano hacia su cabeza. La acarició delicadamente, mientras ella dormía plácidamente.
O eso creía.
Severus...
Buenos días, Hermione. ¿Te sientes mejor esta mañana?
Hermione asintió suavemente y ladeó la cabeza hacia su esposo y las flores que estaban allí. Suspiró, mientras Severus acariciaba su rostro.
¿Qué día es?
Veinti cuatro de diciembre, mañana es navidad.
Ay, Severus. Lo siento tanto. Quisiera estar en casa y compartir contigo. Lo siento, en verdad. Perdóname.
Negó con la cabeza y se inclinó para depositar un beso sobre su frente. No tenía por qué criticarla. Ella necesitaba descansar y navidades habrían muchas. Ella, muy pocas. Única. Su esposa era una mujer única. Incomparable.
Permaneció sentado por un par de horas, mientras los medimagos y sandores hablaban de lo mismo. El tercer intento de tener un bebé, quizá no se salvaría. La mantendrían allí, en observación. Ella ansiaba tener un hijo y lloraba cuando no podía verla. Frustrada, herida. Lo que más esperaba...
Tener un hijo, como toda mujer. Con el hombre que amara.
Estoy segura de que mañana me dirán que puedo tenerlo, Severus. Que ese será mi milagro de navidad. Mi regalo.
Sonrió suavemente y asintió. Recordaba que hacía años atrás, durante la guerra, Hermione había recibido un severo castigo de Bellatrix Lestrange. Una de sus maldiciones, había acabado con su oportunidad de concebir. Había sido un golpe muy fuerte. Se había salvado, pero Dobby el elfo libre, no había tenido tanta suerte como ella y Ronald Weasley.
En cuanto lo supo, corrió a detener esa locura. Se amaban en secreto, no podía mentir. Luego de todo acabar, lo primero que hizo, fue casarse con ella.
No iba a soportar, perderla dos veces.
No importa si no lo consigues, Hermione. Siempre podemos seguir intentándolo...siempre podemos...
¡No, Severus! gimoteó de pronto y eso lo sobresaltó Ya estoy cansada de seguir intentándolo. Quiero tener un hijo. No importa cómo salga. Cómo sea. Lo amaré como si fuera la cosa más hermosa que jamás haya visto.
Y no tenía dudas de eso.
Esa noche, se quedó compartiendo los últimos minutos de aquel día. Sonrió al alzar la cabeza y mirar el reloj sobre la pared frente a él. Las doce en punto. Era ya navidad. Se inclinó junto a ella y volvió a besar su frente, acomodando su vieja bufanda auriroja.
Feliz navidad, Severus. Feliz navidad, mi amor.
Feliz navidad, Hermione.
Volvió a casa, no podía quedarse dentro. Al regresar a casa, a su cama, la sentía tan fría como la vez que la había adquirido. Que la había decorado para ella. Solo que ella no estaba allí para disfrutarla. Hacía meses y horas, días, que no estaba allí para disfrutarla. Se dejó caer en ella y miró el tejado. Esperaba con toda su energía, que su sueño se volviera realidad. Pero por sobretodas las cosas, que la regresaran a casa.
A salvo.
Despertar esa mañana de navidad, era como despertar en cualquier día de la semana. Miró a través de la ventana. Nevaba, en aquel día, estaba nevando. Caminó hasta el armario y miró su bufanda verde-plata, que estaba perfectamente doblada en un pequeño cajón. Hermione y sus cosas con la organización.
La colocó bajo su cuello y caminó de regreso al hospital. Muy bien, quizá ese iba a ser un día como cualquier otro. Le dirían que no habían tenido éxito y que durante la noche, su esposa había vuelto a derramar al posible "hijo" que alojaba en su vientre. Con una sonrisa suave, volvió a mirarla. Parecía que volvía a dormir.
Y él, volver a sentarse a su lado. En aquella vieja silla.
Despertó luego de un par de horas y él volvió a sonreír, mirándola. Ella hizo lo mismo y lentamente se acomodó hasta sentarse. Sostenía un ¿paquete? Tenía apariencia de ser un paquete de navidad. Un regalo.
¿Qué es esto, Hermione?
Es un regalo de navidad para ti, Severus. Ginny me ayudó con la caja y los envoltorios. Le pusimos un enorme lazo rojo.
Decidió que no se quejaría, que lo abriría y descubriría qué había dentro. Con una sonrisa, su esposa aguardaba en silencio.
Miró dentro del paquete y encontró un extraño sobre. Además ropa, una botella de whiskey, y otras cosas, había un par de cosas extras.
Ropa muy pequeña. Demasiado para él.
Lee el sobre, cariño.
Eso hizo. Con un suspiro, miró el reverso. No decía nada más que "Hermione". Lo abrió lentamente y miró dentro.
"Su esposa ha resultado positiva para tener hijos. Dado los acontecimientos anteriores, no tenemos explicación alguna para lo que acaba de suceder. Estudios nos han demostrado que está embarazada. Que tendrá dos hijos y por ende, usted será padre. Muy pronto."
Feliz navidad, mi amor.
Tenía razón Dumbledore. La navidad hacía cosas maravillosas en las personas y en los acontecimientos.
Felicidades...
Muchas gracias, Severus dijo mientras sostenía una de sus manos espero se parezca a ti. Uno de ellos. Aunque todavía no sé sus sexos. Y si no te importa, prefiero no saber. A estas alturas, deseo cualquier cosa. Que sea una sorpresa ¿te parece?
Asintió y suspiró, mirando su vieja bufanda.
Gryffindor siempre consigue lo que se propone. ¿No es así?
Sí.
Lo había conseguido. Y esas navidades merecían ser celebradas. Muy pronto se rodeó de familiares. No suyos, los de ella.
Pero estaba bien. Ahora eran suyos.
Y de sus hijos.
Milagro de navidad, Severus. sollozó y él asintió suavemente. tú fuiste mi milagro luego de la guerra y ahora lo son ellos. No puedo pedir nada más, nada mejor. Ya puedo dejar de escribirle a santa.
Ya puedo dejar de pedirle a Santa...
Milagro de navidad - Fanfics de Harry Potter
Se quedó sentado en su cama, meditando. Su esposa llevaba días, horas, dentro del hospital. No estaba en condiciones de emerger de aquel lugar. Había tenido
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2024-12-19

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